Qué es para mí más que esta locura desenfrenada, encerrada entre cuatro paredes que la asechan, la tristeza misma.
Cuán vaga la paciencia la tiene atrapada, sabiendo que mal terminará en el encierro, más loca, más aturdida, sostenida por la crueldad de su sombra.
Culminante grito silenciado.
Miserable ante su presencia, ella contra la tiniebla extensa del gris eterno.
Mírala cómo se retuerce, oliendo a fuego ardiente.
Queriéndose lejos, teniéndose dentro.
Atropellada, corriendo tras el único camino imaginario que se le cruza.
Temiendo quedar sin locura, por ganar la cordura, salta con toda sus fuerzas para alejarse.
Llegando al techo encuentra un hueco y se escabulle.
El corazón lentamente recupera el rojo.
Despacio la música asoma en su alma.
Algunos colores comienzan a teñirle el cuerpo.
Movimiento.
Las pupilas dilatadas.
Locura respira.
Ha pasado lo peor.
Un día menos.
Un día más.
Locura no puede imaginarse sin ella.
No hay nada que la divierta, que la sostenga, que la eleve, como su locura.
Locura y ella.
Ana Alemán
@Ani_Aleman