Tribus urbanas y los trastornos de alimentación

“Tribus urbanas” y patología alimentaria

Por la Dra Mabel Bello, directora de la Asociación de Lucha
Contra la Bulimia y la Anorexia
www.aluba.org.ar

Desde hace unos años nos acostumbramos a escuchar hablar
de “tribus urbanas”, con referencia a ciertos grupos de adolescentes que viven
en la ciudad y comparten ciertas costumbres culturales y sociales, además de una
ideología y la estética en la forma de vestirse y mostrarse a los demás.

En Argentina hay muchos grupos de tribus urbanas: los skaters, los
cumbieros, los punk, los dark, los góticos, los amantes del hip-hop …

Pero en relación a las patologías alimentarias hay dos grupos en mayor grado de
riesgo: uno de ellos es el de los llamados “Flogger” y otro el de los Emos.

La palabra Flogger viene de "flog", una contracción de Fotolog. Este es
un sitio de Internet que funciona como una red social, en la que puede subirse
una foto por dia y realizar comentarios sobre ella. Los "floggers" son
adolescentes – en general entre 12 y 20 años- que tienen un fotolog, al que
suben retratos y otras imágenes propias. Como grupo comparten además cierta
estética y gustos en el aspecto personal: por ejemplo, se los distingue por
utilizar ropa en colores fuertes, pantalones apretados, zapatillas de ciertas
marcas, y el flequillo crecido y peinado de manera que les tape parcialmente la
cara.

La otra tribu urbana es la de los “Emos": se trata de adolescentes de
clase media que se definen a si mismos como “sensibles”, y rechazan a sus
padres, al mundo adulto y a la sociedad en general. Se visten de negro y usan
los ojos maquillados. Generalmente son muy delgados – este es un requisito para
pertenecer al grupo – y también utilizan el cabello para ocultar parte de su
rostro. Este grupo tiene conductas agresivas hacia su propio cuerpo: utiliza
piercings, algunos se cortan la piel, fantasean con el suicidio, y en general
tienen una actitud de sufrimiento y descontento con la vida.

Aunque pareciera que son muy diferentes, ambos grupos tienen en común que
quienes los integran son jóvenes en el proceso de definir quienes son y cuál es
su lugar en el mundo, y que tanto para los floggers como los emos, el aspecto es
una de las claves del “éxito” y requisito para la aceptación como parte de la
tribu.

Se sabe que la adolescencia es una etapa de cambios: además de la
transformación del propio cuerpo y la pérdida del rol infantil, los padres van
perdiendo autoridad y a su vez el medio ambiente cobra un mayor protagonismo;
esto los lleva a buscar diferenciarse de los adultos, y otorgar mayor
importancia a sus pares. Los jóvenes viven en un contexto de transformaciones
permanentes, que les hace tener miedo al futuro. Pero además, sucede que vivimos
en un mundo donde el éxito se asocia con la imagen, y la delgadez con la belleza
y la salud.

Quizá por eso, a nivel mundial la anorexia es la tercera enfermedad crónica
más común entre los adolescentes
. Se trata de una patología por la cual las
personas se sienten excedidas de peso aunque sean muy delgadas, y con esta
obsesión van dejando de comer casi todo tipo de alimentos. Parte de la patología
consiste, justamente, en que no ven su comportamiento como una enfermedad, y en
los casos más severos pueden llegar a dejarse morir de hambre.

Según datos propios, en nuestro país 1 de cada 10 adolescentes mujeres de
entre 14 y 18 años sufre algún tipo de trastorno alimentario, y entre el año
2000 y el 2010 crecieron de manera alarmante las patologías alimentarias entre
los adolescentes varones, que pasaron del 2 al 10 por ciento.

Tanto los varones como las mujeres se sienten excedidos de peso de acuerdo a los
criterios de belleza que imponen los medios de comunicación y el grupo social en
el que se mueven, y se ven mucho más gordos de lo que realmente son. De modo que
buscan adelgazar de diversas maneras, como comer cada vez menos cantidad y
variedad de alimentos, consumir pastillas para adelgazar, abusar de los
diuréticos y laxantes.

En el caso de los varones, además se sobre-exigen en el gimnasio, y comienzan
a incursionar en el cigarrillo, las bebidas energizantes y el alcohol. En este
contexto, buscan forman parte de grupos que comparten la misma creencia, y en
los que se estimulan unos a otros para mantener la imagen deseada.

Decíamos al comienzo que, en relación a otras tribus urbanas, las dos
mencionadas pueden implicar un mayor grado de riesgo, porque cualquier grupo en
el que la apariencia es “la clave del éxito” puede llevar a quienes lo integran
a asumir conductas que pongan en riesgo su salud. En especial cuando sus
miembros viven una etapa de transformación personal como la adolescencia.

Es fundamental que los adultos cercanos a un miembro de estos grupos en riego
presten atención a los posibles indicadores de patologías alimentarias.
Si
está obsesionado con su aspecto personal y se lamenta por su sobrepeso cuando no
lo tiene; si busca excusas para no comer con el resto de su familia; si juega
con la comida y la “desparrama” en el plato para disimular que ingiere poca
cantidad; si utiliza diuréticos y/o laxantes, si abusa del gimnasio… es hora de
consultar con un médico.

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