Tiempo

Existe un tiempo, donde nos dejamos llevar por la nada, donde somos lo que queremos.
Existe el tiempo para cada cosa, sin detenernos, pero estando quietos.
Cada uno tiene su momento, lugar, motivo, para parar y pensar mejor por cuál camino seguir, sin pasar por la barrera. Cada uno tiene su tiempo para seguir hacia adelante, sin mirar hacia atrás.
Somos lo que queremos, dependiendo lo que necesita el otro, porque nos damos a algo. Necesitamos ser para alguien, o servir para algún fin. 
Sin motivaciones pasamos a no ser, porque el motor que nos mantiene vivos es la incógnita. 
La mente domina el tiempo. Si queremos frenar, le pedimos que lo haga, si preferimos seguir, le damos marcha.
El corazón sin embargo es manejado por el tiempo. Es quien lleva los sentimientos a su merced. Nos tiene dominados, motivados, llenos de fé. Cuando nos pasa algo y no sabemos qué, le echamos, y con razón, la culpa al corazón. Tiene la misión más hermosa, hacernos sentir, amar, no parar, darle para adelante con lo que sentimos. Es ahí donde entra la mente, y nos hace detenernos, pensar mejor las cosas, ser cautos ante la decisión. Como suele pasar, el tiempo de la mente no es el mismo que el tiempo que maneja el corazón, provocando choques entre los pensamientos y los sentimientos.
Somos seres pensantes y sentimentales. Se hace difícil comprender todo, mas aún tomar el camino correcto para no arrepentirnos adelante.
Si una piedra nos molesta, seguro la corremos y continuamos. Y si nos gusta sentirla?. Es lo que sucede a menudo. Si no existiera esa piedra, estaríamos cómodos y sin nada que hacer, por ello buscamos tener algo de qué ocuparnos, qué correr, cuándo saltar, cuándo quedarnos quietos, o seguir, y arriesgarnos a tropezar varias veces con la misma. 
Queremos ser los dueños del tiempo, cosa imposible. Él es el dueño. 
Si dejáramos que las cosas fluyan, lleguen cuando deben, comprenderíamos a la paciencia, ya que ese es su trabajo, por el contrario, queremos todo ya, perdiéndonos las cosas que pasan en el medio. Cosas por cierto preciosas, valiosas, llenadoras del alma. Son las pequeñeces que forman el todo de lo más preciado que nos sucede, como el primer paso de un hijo, o el sabor de ese beso tan esperado,el aroma de la comida de mamá, un atardecer en los brazos de un ser amado, ese gesto de un amigo que sabe lo que nos pasa. Cuando acompañamos a la paciencia, siendo pacientes con ella, estamos llenando el saco de nuestros recuerdos con hermosos momentos andados, sentidos, vividos.
Tiempo al tiempo dirán nuestros seres queridos mayores…tiempo al tiempo. Hay que dejar que el tiempo pase, sin  apurarlo, y viviendo lo que nos trae con él, para seguir adelante y encontrarse con lo esencial. Para encontrarnos con nosotros mismos.
Tiempo, que sabes cómo llevar mi mochila, acuérdate que mientras te cruzo hoy, ayer me perdí en tí, por lo que a tenerme paciencia, que ando con cuidado, para continuar mi camino, mientras transitamos juntos mi pasado y  presente, camino al futuro. Sabe que soy débil, aunque aparento fortaleza. Tiempo, dame sabiduría para comprender. Seguiré siendo tu bandera, porque aunque débil, valentía no me falta, y sigo arriesgándome a que pases por mí, mientras aprendo de vos, y acumulo tiempo vivido  y con él, te tengo conmigo. 
No le tengo miedo al tiempo. Es quien hace que sea quien soy.
Valiente quien sabe que el tiempo es quien nos lleva donde debe, pasándonos por todas las etapas de la vida.
Mi rostro, mi cuerpo, revelan mi tiempo. Así seguirá siendo. Por más que quiera detenerlo, sigue para adelante, por lo que me pongo a la par, continuando el camino.
El tiempo me ha dado una bella familia, un hogar, hermosas amistades, y muchas aventuras. 
Bello tiempo,aquí estoy,sigo junto a vos.Te acompaño.
 
Ana Alemán.
@ani_aleman
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