¿Resfriado o Alergia?
Seguro que conoce a alguien, o incluso Ud., que en algún momento de su
vida se ha preguntado si esos síntomas que notaba, los estornudos, la congestión
o el moque eran debidos a un simple resfriado o, ¿tendría una alergia?
La RINITIS se define como la inflamación de la mucosa nasal caracterizada
por la aparición de congestión nasal, moqueo líquido, estornudos frecuentes y
picor nasal. Con frecuencia se acompaña de picor de garganta, oídos, paladar y
ojos.
Existen diversas causas de rinitis, tanto en el niño como en el adulto, pero
aproximadamente el 50% de los casos de rinitis tienen origen alérgico. Las
causas más frecuentes suelen ser pólenes, polvo, hongos o epitelios (pelo y
caspa) de animales.
La RINITIS ALÉRGICA es la enfermedad alérgica más frecuente y aparece en el 15%
de la población y cada vez aumenta más, tanto en la edad pediátrica como en la
adulta. Las causas de este aumento son diversas, pero la más importante es la
contaminación ambiental.
Según la temporalidad y duración de los síntomas, éstos se pueden clasificar en
dos grupos: las rinitis ESTACIONALES, que suelen deberse a la exposición de
pólenes (en nuestra zona los más frecuentes son las gramíneas, olivo,
salicorneas y ciprés) y algunos hongos; y las PERENNES, cuyos síntomas aparecen
durante todo el año y los causantes se encuentran en el ambiente de forma
continua, como son los ácaros del polvo. Pueden existir casos de aparición de
síntomas perennes con exacerbaciones estacionales.
El diagnóstico de la RINITIS ALÉRGICA es sencillo: simplemente con una buena
historia clínica y la realización de las pruebas cutáneas, podemos saber la
causa de la rinitis. En pocas ocasiones se precisa de más pruebas, salvo para
corroborar las causas o si se acompañan de síntomas asmáticos (tos, pitos o
dificultad para respirar). En ese caso, precisaremos de la realización de una
espirometría; es decir, una prueba de función respiratoria.
El tratamiento de la RINITIS ALÉRGICA se basa en tres pilares fundamentales.
Primero, la evitación de aquello a lo que se tiene alergia; son las denominadas
medidas de evitación y que posteriormente señalaremos. Segundo, el tratamiento
sintomático, que se trata con medicación como antihistamínicos, gotas nasales,
colirios e inhaladores si existiera también asma. Y tercero, la inmunoterapia,
fundamental para modificar la respuesta inmunológica y resolver la enfermedad.
Se trata de un tratamiento a largo plazo, pero que ya en el primer año el
paciente empezará, en la mayoría de los casos, a notar mejoría sintomática con
disminución en la necesidad de tomar medicación. Este tratamiento, además,
persiste durante años después de finalizar el tratamiento.
SENSIBILIZACIÓN A ÁCAROS
Realizar limpieza frecuente con aspirador de la casa y la habitación Mantener el dormitorio ventilado y evitar la humedad Utilizar ropa de cama sintética, nunca lana o plumas. Cubrir con fundas antiácaros el colchón y la almohada. Evitar cortinas, libros, peluches y tapicerías. Nunca usar moqueta. Lavar la ropa de cama y fundas a más de 65ºC. Aspirar la tapicería del coche con frecuencia.
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SENSIBILIZACIÓN A PÓLENES
Mantener las ventanas cerradas en las horas tempranas y por la tarde. Reducir las actividades al aire libre y las salidas al campo o parques. Mantener las ventanas del coche cerradas al viajar. Acudir a la playa y al mar. Utilizar gafas de sol al salir a la calle. Evitar cortar el césped. No secar la ropa en el exterior los días de viento. |
Informarse habitualmente de los niveles de pólenes en el ambiente (
www.polenes.com ).
Dra. Antón Gironés. Médico especialista en Alergología