Que es la gripe?
Con el invierno, la gripe comienza a invadir nuestros organismos. Una vez que
esto ocurre, es poco lo que podemos hacer. and nbsp El Dr. Alberto Chinski – Director de
CECHIN nos cuenta que es la gripe como
alimentarnos para preveir la gripe y quienes deben vacunarse
¿QUE ES LA GRIPE?
La gripe es una enfermedad producida por un virus (llamado influenza en el
mundo científico). Este virus es capaz cambiar año a año, lo cual hace que al
organismo le resulte muy difícil establecer una defensa eficaz contra el mismo.
Cuando se padece gripe, la sintomatología es muy evidente: se verifica una súbita
aparición de fiebre de breve duración (entre tres y cinco días), acompañada
por secreción nasal abundante, inflamaciones de garganta y tráquea, dolor de
cabeza y un típico dolorimiento articular y muscular.
Al verificarse estos síntomas, lo primero que debe hacerse es guardar reposo
físico y psíquico. Esto quiere decir, que se debe permanecer en cama, sin
trabajar o realizar actividades que requieran de esfuerzo. A decir verdad, más
que una recomendación esto se tornará una imposibilidad para el enfermo, pues
la sensación de abatimiento no permite efectuar actividad alguna, aunque se lo
desee.
Según la consideración de los entendidos, no existe un tratamiento que cure
la gripe. Más bien, en estos casos, la medicina indica aplicar medidas sintomáticas
para paliar los eventuales malestares. Esto es, que si el paciente tiene fiebre,
se le indicará un fármaco antifebril, si sufre tos se le recetará un
antitusivo, y si padece dolores de cabeza, se le recomendará un analgésico.
Para esto, precisamente, sirven los llamados antigripales. No curan el cuadro clínico,
sino que ayudan a soportar mejor la recuperación que, indefectiblemente, tendrá
una semana de duración.
Pero ¿es cierto que una simple vacuna puede evitar todo este caos? aunque la
vacuna constituya un excelente medio de prevención para evitar la aparición
del virus de la influenza, existen otros mecanismos (también útiles)
tendientes a alejar los cuadros de gripe. Dos ejemplos:
Evitar los cambios bruscos de temperatura. Si estamos en un clima de treinta
grados centígrados, y repentinamente pasamos a uno de menos diez, estaremos
facilitando orgánicamente la llegada de los virus. Desde el punto de vista médico,
esto se explica por que las mucosas nasales poseen una acción preventiva contra
las infecciones virales bajo ciertos valores de temperatura y humedad. Si se
pasa de un extremo al otro, el organismo reducirá sus defensas, permitiendo que
proliferen las infecciones bacterianas y virales. Tratar de no permanecer mucho
tiempo con otras personas en ambientes cerrados, sobre todo en las épocas
invernales. Es prudente la renovación del aire en dichos ambientes.
LLEGA LA VACUNA
A pesar de que estos métodos sean eficaces, y son aconsejables, es útil señalar
que ninguno es tan eficaz como la vacuna para evitar los clásicos cuadros de
gripe. Es más, sin la vacuna es muy difícil evitar padecer un cuadro gripal
por año. Pero veamos de qué se trata esta misteriosa vacuna de la que
todos hablan.
Como sabemos, la gripe tiene un cuadro clínico característico y varias
cepas distintas del mismo virus influenza son los agentes causales que van
mutando año tras año. Es decir que, por ejemplo, en el año 2001 aparecerán
virus nuevos que nunca existieron, por lo que no somos inmunes ante ellos.
A sabiendas de esta situación, la OMS viene impulsando desde hace décadas
una serie de estudios que hoy han llegado a buen puerto. Como fruto del avance
tecnológico y el empeño de los investigadores científicos, se consigue año a
año fabricar la vacuna hecha a partir de virus de la gripe atenuados o muertos
que aquejaron los últimos años protegiendo, de esta manera, contra los virus más
nuevos. La vacuna permite que el individuo reaccione inmunitariamente. Esto
significa que, al llegar el verdadero virus, el organismo dispone de las
herramientas necesarias para defenderse del influenza.
Pese a que la tarea parezca relativamente sencilla, debemos afirmar que esto
es bastante relativo, pues debido a que los virus van cambiando de forma cada
temporada, los investigadores sólo pueden trabajar y elaborar las vacunas en
base a los microorganismos que hayan tenido mayor actividad en el mundo. Es a
partir de ellos, y luego de recurrir a fuentes estadísticas, que los expertos
fabrican cada año una nueva versión de la vacuna.
Una pregunta que muchos se formulan es si quienes se aplican la vacuna están
protegidos ciento por ciento contra la gripe. La respuesta es que las
posibilidades de estar completamente cubierto contra las infecciones virales no
son absolutas. Lo que sí, el paciente estará definitivamente protegido contra
los virus que componen esta vacuna, aunque no contra las nuevas mutaciones
producidas ese año que no hayan estado en los cálculos de los investigadores,
ni tampoco contra los nuevos virus, desconocidos para la ciencia al momento de
desarrollar la nueva versión de la vacuna.
Todo esto nos sirve para aclarar que los vacunados contra la gripe pueden
llegar a sufrir esta enfermedad, aunque es muy poco probable que esto ocurra.
Por este motivo, y para prevenir el contagio de la enfermedad, no debe
descartarse la puesta en práctica de las medidas profilácticas anteriormente
mencionadas.
QUIENES DEBEN VACUNARSE ?
Ciertas creencias sostienen que los adultos jóvenes y personas sanas no
tienen necesidad de vacunarse. Esto no es tan así.
Si bien es cierto que una importante porción de la población posee una
eficaz protección natural contra estos enigmáticos microorganismos
unicelulares, gracias a la buena constitución de la barrera inmunitaria del
organismo, es necesario aclarar que todos somos potencialmente vulnerables al
virus influenza.
Por eso, y porque la vacuna nunca hace mal -ya que no tiene efectos
colaterales, posee una excelente tolerancia y no produce reacciones adversas-
debemos concluir que siempre es positivo aplicarla. En pocas palabras: más vale
vacunar que curar.
A decir verdad aplicarse la vacuna es, más allá de una cuestión médica,
es una ecuación de costo-beneficio. Basta con colocar en un plato de la balanza
lo que significa vacunarse (el costo comercial de la vacuna, más la
molestia de recibir un pinchazo) y en otro los trastornos que implican
tener que estar una semana bajo reposo absoluto, privados de actividad y con las
típicas molestias ocasionadas por la gripe, para llegar a la evidente conclusión
de que lo mejor es vacunarse.
De todas maneras, los especialistas concuerdan en que existe un conjunto de
individuos para los cuales las desventajas de no aplicarse la vacuna son mucho
mayores que para cualquier otra persona. Esta población es la que posee una
mayor propensión que los demás integrantes de una sociedad a contraer la
gripe. Ellos son los que constituyen el llamado grupo de riesgo, compuesto
por distintos estratos:
Niños pequeños: las defensas inmunitarias de los chicos menores de tres años
suelen ser particularmente vulnerables a los ataques del virus influenza, ya que
los mismos no han concluido el fortalecimiento de sus sistemas de protección
natural.
Personas mayores: los ancianos también constituyen un grupo de peligro, ya
que sus sistemas inmunológicos suelen no ser tan eficaces como los del
individuo joven. Además, sus capas mucosas internas sufren el deterioro
producido por el paso del tiempo, lo que aumenta la permeabilidad de estas
barreras orgánicas.
Alérgicos: debido a su constitución inmunológica, estos grupos suelen estar más
predispuestos a padecer cuadros de rinitis. Si a ello les sumamos los cuadros
gripales, tendremos pacientes que estarán enfermos todo el año. Cardiópatas:
aquellos que sufran trastornos del corazón también deben extremar las medidas
de cuidado a través de la vacunación, ya que en estos pacientes una gripe
puede ser mucho más peligrosa que en una persona sana.
ALIMENTOS PARA ESTAR BIEN PREPARADOS CONTRA LA GRIPE
Cuando pensamos en qué alimentos pueden protegernos contra la gripe, casi
indefectiblemente nos acordamos de las naranjas. Y no está muy lejos de lo
indicado.
En efecto, estas frutas, al igual que otros cítricos, son sumamente ricos en
vitamina C, fomentada por el doblemente Premio Nobel, el doctor Linus Pauling.
La incidencia del ácido ascórbico o vitamina C en la prevención de esta
enfermedad viral radica en que esta vitamina, como otras, permiten mantener en
alto la guardia inmunitaria orgánica, que puede evitar el desarrollo de
diversas enfermedades.
No obstante, esto no significa que comer naranjas sea como vacunarse
contra la gripe. Más bien, el secreto pasa por constituir un buen sistema
inmune, lo cual nos hará más resistentes contra los embates virales.
¿Cómo lo logramos? Básicamente, a través de una alimentación
equilibrada, que contenga un múltiple aporte de vitaminas y proteínas, las
cuales fortalecen la eficacia del tejido por el cual se filtran los virus al
organismo.
Para ello, debemos ingerir frutas en abundancia (no sólo cítricos),
pescado, vegetales, fibras y carnes blancas y rojas, las cuales brindarán al
cuerpo proteínas, oligoelementos y vitaminas A, B1, B6, B12 y C.
Otro alimento del que no nos debemos olvidar es la clara del huevo. Si bien
en los últimos años existe una cultura anti-huevo fundamentado en el
contenido en colesterol, conviene aclarar que el mismo se encuentra únicamente
en la yema. La clara, por lo contrario, es muy rica en proteinas.
En el caso de no poder llevar una dieta de este tipo, puede resultar
conveniente adosar vitaminas sintetizadas, siempre bajo el consejo de un
especialista en nutrición.
¿ANTIBIOTICOS PARA ENGRIPADOS?
Muchas personas, asustadas o preocupadas por la aparición de un cuadro
viral, se autoadministran antibióticos, y también pueden hacerlo
ocasionalmente con sus hijos y parientes. Hay que recordad
que la gripe es una enfermedad viral y que los antibióticos luchan contra las
bacterias y no contra los virus.
El problema central radica en que ingerir antibióticos
inútilmente puede ocasionar una resistencia bacteriana. Esto quiere decir que,
cuando un individuo ingiere innecesariamente antibióticos, produce que la
bacteria se haga resistente a los medicamentos administrados, lo cual hará que
ese antibiótico no sea de utilidad al próximo paciente contagiado con esa
misma bacteria. Es por ello que algunos antimicrobianos han perdido su
efectividad en los últimos años.
En definitiva, debemos considerar la inutilidad de ingerir antibióticos
cuando haya gripe (aunque la misma esté acompañada de dolor de garganta, por
ejemplo). Lo que debemos hacer siempre es consultar al médico de familia, clínico,
pediatra o especialista, que nos brindará las respuestas necesarias como para
poder soportar esa semana fatal de la mejor manera posible.
Autor: Dr. Alberto Chinski – Director de CECHIN
Última actualización: Enero – 18 – 2004