Puerperio: angustia de pos parto y prevención
Por Lic. Marisa Russomando, Psicóloga, Directora del espacio La Cigüeña,
www.espaciolc.com.ar
Ante la llegada del bebé, la reciente mamá suele experimentar sensaciones
raras de cambios de humor
cómo podemos prevenirlo?
Qué es el puerperio?
Se trata de la etapa que transita la nueva mamá desde el nacimiento de su
bebé, hasta el momento del retorno a la vida más allá del mundo de los pañales.
Es decir que este tiempo variará de una mujer a otra, y que nada tiene que ver
esto con el alta médica.
Históricamente se vinculó el puerperio con el alta médica que se da a los 30-40
días luego del parto, en la que se incluye el permiso para retomar la actividad
física y reiniciar una vida sexual activa. Pero lo importante es tener presente
que esto es a nivel físico, orgánico, y que nada dice del estado emocional de
esa mujer, ni de su deseo. Por ello es importante pensarlo como un proceso de
adaptación al nuevo rol maternal, que transcurre desde el momento del parto,
primer encuentro real con el bebé, hasta el equilibrio emocional afectivo que
demuestra la adaptación lograda.
Es un tiempo confuso: alegría, tristeza, angustia, desilusión, emoción,
desorientación, ambigüedad
mezcla de sentimientos y sensaciones por lo menos
rara
y es que ante la llegada del bebé, los cambios físicos y anímicos
producen un verdadero impacto. A veces sucede que en el momento que habían
imaginado ser totalmente felices, las mamás se sienten además y sin saber por
qué…angustiadas. Esa "angustia", conocida con el nombre de angustia de pos
parto suele durar unos pocos días, pero a veces se prolonga. Es en ese momento
cuando la madre necesita de todo el apoyo de su pareja, familia, amigos y de un
profesional cuando la situación lo requiera.
Muchas veces estos cambios en el estado de ánimo responden a cambios hormonales
(estrógeno y progesterona) que han incrementado sus niveles durante el embarazo.
Luego del parto estos niveles bajan, y el organismo debe adaptarse a los nuevos
registros y ello ejerce modificaciones sobre las emociones. Pero lo hormonal no
explica todo lo que en ese período sucede: el cansancio del parto, las pocas
horas de sueño, la necesidad de la madre y la pareja en sí misma de tiempo y
espacio para adaptarse a la nueva situación, algunos roles nuevos que enfrentar
y ejercer, cambios de hábitos y costumbres dentro de la pareja, encarar acuerdos
familiares novedosos, la pasividad repentina en relación a lo laboral, más
aquellos rasgos singulares de cada mujer y cada pareja que se juegan en este
momento tan especial.
Este proceso varía de una mujer a otra, pero si es tratado rápidamente, puede
remitir en poco tiempo. Los síntomas en general incluyen:
· Ansiedad
· Temores irracionales
· Pérdida de apetito
· Insomnio
· Fatiga
· Falta de interés en el aspecto personal
· Exageración de los inconvenientes
· Aislamiento del contacto social
· Sentimientos de desamparo y temor
· Llanto durante largos períodos
Como vemos, las causas y las manifestaciones de ello son variadas, pero
seguramente guardan relación con la modalidad que han tomado para esta mujer el
embarazo, la experiencia del parto y la distancia de ellos del ideal esperado.
Mucho se habla del parto, en su versión más idealizada y poco de lo que
realmente ocurre allí. Y es que todo lo concerniente al embarazo, parto y
crianza están teñido de una mística color pastel, que lejos de colaborar con las
mujeres que lo transitan, obstaculizan la aceptación de cada uno de esos
momentos como pasos naturales, ambiguos y sobre todo singulares, frente a los
cuales cada mujer, cada pareja se encontrará con su propia respuesta. El
encuentro con el bebé suele tener un impacto en cada uno de los miembros de la
pareja de padres, que sin duda responderá a su historia, sus modalidades
vinculares, su posición subjetiva.
Es imposible entonces considerar el parto como un acto común, con idéntico
significado para todos en donde se espera nada más que felicidad. En él se dan
en forma paralela dos procesos: por un lado la confirmación de que en el
embarazo y el parto se trata de dos personas diferentes en juego. Aunque esto
podría considerarse una obviedad, en el embarazo se crea una sensación de unidad,
como si la madre y el bebé por nacer
fueran sólo uno.
Luego, a partir de esta separación, el proceso afectivo que llevará a esta mujer
a amar a este bebé, recibiéndolo como su hijo. Para muchas mujeres estos
procesos se dan simultáneamente y de manera inmediata al nacimiento. Para otras
muchas, se da con el transcurrir del tiempo en donde el vínculo se va
construyendo día a día.
Es importante saber que tanto de una como de otra manera, están viviendo los
primeros pasos hacia el vínculo madre- hijo
es el momento que han estado
esperando, es un encuentro que cambiará la vida de todos para siempre. Sin
embargo pocas parejas piensan en el impacto que el nuevo bebé tendrá sobre sus
vidas, su trabajo, sus emociones y sus sentimientos mutuos. De a poco
encontrarán que el mundo a su alrededor se ha alterado y esto puede provocar
temores y angustias que al ser atendidas se despejan rápidamente, conectándose
con la maravillosa experiencia de ser padres, sin desatender a otras áreas que
conforman a cada persona.
De qué se tratan los cambios que experimenta la mujer?
En general luego del parto se experimenta una sensación de pérdida de la
intimidad, de la libertad, y de la identidad en relación a la llegada del bebé,
y a los roles que la mujer no ejercita activamente por un plazo muchas veces
prolongado.
Podríamos decir que la imagen que tenemos cada una de nosotras mismas está
armada en parte con la información que recibimos de los otros
nuestros
diferentes roles entonces nos proveen de rasgos, códigos, modalidades y tareas a
realizar que nos informan quiénes somos. Es ésta la información que en el tiempo
del puerperio no recibimos, ya que el resto de nuestras actividades: laborales,
académicas, sociales, recreativas han quedado suspendidas y con ellas parte de
nuestra identidad. Por un tiempo todo se relaciona con nuestra maternidad y de
allí que se dificulte lo que excede al ser madre
lo que no lo completa, el ser
mujer!. Son estos los roles que en este momento entran en conflicto: ser mujer-
ser madre. La salida será despejar y construir la respuesta singular que cada
mujer tiene para enfrentar esta nueva situación, encontrando el estilo de ser
madre más propio.
En el momento del embarazo y nacimiento de un hijo, las mujeres se enfrentan con
aquellos modelos de maternidad que la han acompañado en su desarrollo,
desconociendo muchas veces su propio criterio al respecto, y repitiendo formas
con las cuales muchas veces ni siquiera están de acuerdo. Es por ello que muchas
decisiones cotidianas están teñidas de angustia y de culpa cuando la vida
continúa desde nuevos roles: ser madre y ser mujer. Este proceso trae como
consecuencia una modificación de la imagen de sí y del otro, nuevas modalidades
de contratos de la pareja, y una nueva posición de la mujer en relación a sus
otros centros de interés: amistades, ámbito laboral, formación académica, tiempo
libre, etc.
Hoy en día muchas mujeres trabajan, ganan dinero, estudian, buscan su propio
placer, pero organizar sus vidas más allá de la maternidad se vuelve a veces un
camino difícil, de transgresiones, de culpas y de sobre exigencias. Siempre es
importante tener presente que nuestros hijos necesitan como madres mujeres
felices. Para ello debemos preguntarnos por nuestros propios deseos más allá de
los mandatos, tratar de lograr un equilibrio entre el tiempo que destinamos a
nuestros hijos y nuestras actividades, recuperar parte de nuestra identidad
perdida.
Sugerencias para facilitar este tiempito…
Darte tiempo y aceptar que los primeros tiempos del bebé en casa, puede resultar
difícil
Tratar de hablar de lo que sentís, intentando vencer sentimientos como:
vergüenza, culpa, etc.
Aceptar la ayuda de amigos, familiares y profesionales
Compartir con tu pareja lo que sentís y guiarlo en relación a lo que necesitás
para sentirte mejor
Recuperar actividades que desarrollabas antes del nacimiento: trabajo, estudio,
actividad física, encuentros con amigas
Tener presente que este sentimiento no es contradictorio con la felicidad de la
llegada de tu bebé, ni con el amor hacia él, sino que se trata de otra cosa