Soy mujer y soy argentina. Fruto de nuestra mezcla de orígenes, las mujeres argentinas somos emprendedoras por naturaleza, toda una generación cosió, bordó, tejió sabiendo que era un trabajo de amor para su familia, y hay algunas que además lograron hacerlo rentable. Con las obligaciones laborales, para el universo femenino, estas cosas «de abuelas» fueron perdiendo valor en pos de la modernidad,  y llegó entonces la ropa en serie  de las grandes marcas,  el consumismo en exceso y lo descartable. Pero el significado de la ropa  va mas allá, es por eso que tiene un valor agregado tan importante en la actualidad,  la moda nos define, porque  de través ella  la gente se diferencia  en su estilo, preferencias, pensamiento  y status. Celebremos, que hoy todo vuelve, los estilos, las técnicas ancestrales y la revalorización de lo artesanal, pero aggiornado en un mix que lo hace original,  donde todo se descombina o se combina para mejor, en un universo de opciones que nos confundirían, sino prima el buen ojo. Los emprendedores buscan emerger en medio de tanta marca instalada, y entre cuatro paredes, un trozo de tela y una máquina de coser, buscan transmitir un estilo y un diseño, pero también (y no menos importante), poder vivir de ello.»En el mundo hay lugar para todos», decía mi abuelita, es decir, se trata de una cuestión de oportunidades. Concediendo un pequeño lugar a los pequeños diseñadores, estamos posibilitando que el mercado deje de ser excluyente. De esta manera, en cada prenda se trata de imprimir un sello único,  y cada uno puede brindar aquello que es fruto de su trabajo y su creatividad. Así, la imaginación es estimulada y se pierde el interés en «lo común” para pasar a lo especial. Además detrás de todo el proceso de producción y venta, se establecen lazos de solidaridad entre los integrantes del mismo, consolidando una red local que, al intercambiar experiencias, se crean vínculos humanos más directos. La idea del “diseño independiente” es justamente lo que los va uniendo. Una última consideración es decir que lo artesanal es producto de la actividad preponderantemente manual, con sello individual  y que debemos renunciar a la imagen y el prejuicio de que lo artesanal es tosco, burdo, o «primitivo». Una creación puede ser artesanal, pero seguir siendo moderna, usable, adecuada al ámbito urbano y que  entiende el potencial de los diseños para el enriquecimiento de sus destinatarios.