Mejorar la tierra
Como mejorar los suelos para las plantas
Por Ing. Agr. Patricia Costantini, de Integral Instituto de
Diseño, www.integral.edu.ar Para
cultivar plantas, es fundamental la composición del suelo en cuanto al
porcentaje de materia orgánica e inorgánica (minerales) y la cantidad de aire y
agua que contienen.
Y los suelos de Buenos Aires tienen distintas
características, que a veces hacen necesario mejorarlos para que resulten
más aptos para la jardineria.
Por ejemplo, en sitios cercanos a la Capital hay suelos con bajo porcentaje de
humus y gran cantidad de arcilla. Otros, ubicados en la zona norte, suelen tener
un drenaje dificultoso y pobre en aire para las raíces. Los suelos del oeste de
la provincia de Bs.As. son de menor contenido de arcilla pero con problemas de
poca retención de agua. Los suelos de la zona sur también presentan escaso
drenaje, a veces complicado por problemas de salinidad.
El aporte de tierra negra en jardines, como rápida solución a estos
problemas, es una práctica que debería ser reemplazada por el uso de enmiendas
orgánicas como la resaca, mantillo o compost, o por enmiendas físicas como la
arena gruesa o perlita.
También es posible pensar en reciclar la basura orgánica domiciliaria, separando
cada día los restos de frutas y verduras, por ejemplo para compostarlos luego en
forma domiciliaria.
Como mejorar los suelos con Enmiendas Orgánicas.
El humus, que es la materia orgánica descompuesta y estabilizada, aporta
grandes beneficios al suelo:
Aumenta la capacidad de retención de humedad, y a su vez mejora el drenaje.
Aumenta la aireación
Regula la temperatura del suelo, disminuyendo la amplitud térmica.
Favorece la estructura
Aumenta la cantidad de agua que puede contener para ser trabajado (plasticidad)
Es una fuente de nutrientes
Es una fuente de energía para los procesos microbianos
¿Cómo se puede aportar humus al suelo? Mediante enmiendas orgánicas.
Algunas de las que se utilizan más frecuentemente son: Resaca, Turba, Mantillo,
Pinocha, Compost, Humus de lombriz, Estiércol de vacunos, equinos y aves, Humus
de conejo, y mezclas de las mismas, entre otras.
Veamos en qué consiste cada una, y cómo utilizarlas:
– La resaca proviene del arrastre de compuestos orgánicos que realizan
los ríos, cuando atraviesan zonas con vegetación, y al crecer los depositan en
sus orillas. La de mejor calidad es la entrerriana, y es de uso frecuente en
Buenos Aires. Se utiliza mezclada con la tierra extraída del pozo de plantación
en una proporción de 1/3 de resaca con 2/3 de tierra. Si la tierra es muy
arcillosa conviene agregar 1/10 de perlita (enmienda física) para facilitar el
drenaje y la aireación.
– La turba y la pinocha se utilizan para plantas que requieren acidez,
como jazmines, hortensias, azaleas, plantas de interior y camelias entre otras.
Conviene agregar junto con ellas algo de resaca. La turba se debe utilizar
húmeda, en un porcentaje no mayor al 10-30% según los casos.
– El mantillo es el piso del bosque, y se puede comprar o preparar
compostando hojas de árboles (no utilizar especies como Eucalyptus y Alcanfor,
que tienen aceites esenciales que inhiben a las bacterias, o Magnolias, Gomeros
u otras especies de hojas gruesas, por la difícil descomposición). Se utiliza en
una proporción similar a la resaca.
– El humus de lombriz se puede comprar listo o prepararlo, y es de
características muy buenas. Lo mismo pasa con el compost.
Las enmiendas orgánicas se deben utilizar al plantar y cada tanto reponerlas
superficialmente, ya que se van descomponiendo. Se pueden adquirir en los
Viveros o comercios agropecuarios, y en muchos casos, además, es posible
prepararlas en forma casera.