Se aprobó la Ley de Identidad de Género. ¿Y ahora?
Por la Lic. Marisa Russomando, psicóloga (MN) 23189, www.marisarussomando.com.ar,
directora de Espacio La Cigüeña.
Con la recientemente aprobación de
la Ley de Identidad de Género, surgen en la sociedad algunas dudas y
preguntas sobre el tema en general, y sobre su aplicación. Y por eso el
INADI ofrece asesoramiento específico sobre la nueva normativa, a
través de su línea gratuita 0800 999 2345.
Comencemos por explicar que la
identidad de género es la forma en que una persona se identifica a si
misma como varón o mujer. Es la concepción propia acerca del sexo al
que cada uno siente que pertenece, más allá de lo biológico y lo real
de cada cuerpo.
Este registro de pertenencia a una de
las categorías de género existentes, se desarrolla en forma
temprana. Aproximadamente a los dos años de edad, los niños ya tienen
conocimiento de las categorías de género existentes en la sociedad:
nena o nene, o mamá y papá.
En paralelo los chicos también
comienzan a definirse a sí mismos, logrando la conciencia del propio
sexo biológico. Esta identidad sexual se consolida alrededor de los 7
años, luego de haber atravesado el complejo de Edipo.
La enorme mayoría de las personas se registra como parte del género que
corresponde a su sexo genital o biológico, pero debido a la
diversidad humana hay una minoría que sufre Disforia de género: un término técnico con
el que se nombra a las personas que tienen una contradicción entre su
identidad de género y su sexo biológico.
Para realizar un diagnóstico ajustado es necesario tener pruebas
de que el individuo se identifica de manera sólida y persistente con el
otro sexo. Esto significa que manifiesta el deseo de ser – o la
insistencia de ya pertenecer – al género opuesto al que tiene.
Muchas personas con trastorno de
identidad sexual son socialmente aislados y generan una baja
autoestima. Esto conduce a abandono escolar, fracaso laboral, entre
otros aspectos, lo que a su vez favorece intentos suicidas, consumo de
sustancias y depresiones, especialmente en adolescentes. En
adultos suele acompañarse de síntomas de depresión y ansiedad.
No hay conclusión acerca de sus causas, pero sí hay hipótesis
biológicas, psicológicas o sociológicas.
La sanción de esta ley es importante porque responde a tres
cuestiones fundamentales:
–
Se ocupa de una minoría que en líneas generales está sufiendo.
–
Prioriza el derecho individual, singular, por sobre los mandatos
culturales y sociales.
–
Sale al cruce de un malestar que puede devenir en síntomas patológicos
(depresión entre otros), permitiendo a cada persona la posibilidad de
tener una vida lo más saludable posible, lo antes posible.