Uno de los motivos de consulta más frecuente en el tratamiento de las disfunciones sexuales, es la falta de deseo sexual. Si bien dicha problemática afecta tanto a varones como a mujeres, se presenta con mayor frecuencia en el sexo femenino.
En la actualidad, las personas vivimos en un ambiente social en donde las exigencias del entorno son cada vez más intensas y prolongadas, superando muchas veces la capacidad de resistencia y adaptación del organismo. Esto provoca distres o mal estrés y sucede cuando el sujeto fracasa en sus mecanismos adaptativos, frente a las diferentes demandas del entorno.
El estrés provoca además de la pérdida del deseo sexual, diferentes problemáticas:
– diferentes síntomas de ansiedad.
– irritación, malestar.
– insomnio.
– alteraciones del humor.
– disminución del rendimiento psico-fisico.
Es fundamental para poder reactivar el deseo sexual, que se tomen medidas para disminuir los síntomas del estrés, ya que si empezamos el tratamiento implementando primero las técnicas sexuales, las mismas fracasan por que el estrés continúa elevado.
Para poder reducir el estrés patológico que genera la inhibición del deseo sexual habría que pensar en diferentes técnicas:
– aprender a escuchar las necesidades psico-fisicas.
-organizar objetivamente las diferentes actividades diarias.
-anotar las tareas que tenemos que realizar y NO guardarlas en la cabeza para evitar llegar a la saturación.
– establecer una jerarquía de prioridades para saber diferenciar lo urgente de lo importante.
-realizar las tareas de a una por vez y NO todas juntas.
-distinguir las exigencias internas o personales de las reales.
-NO postergar, ser ejecutivo.
-aprender a delegar.
-respetar las horas de sueño.
-salir a caminar.
Cuando el estrés haya disminuido, se puede comenzar a trabajar con las técnicas de la terapia sexual con el objetivo de volver a recuperar el deseo.
Algunas pautas que se pueden implementar son:
– Charlar en pareja sobre lo que a cada uno le gusta y necesita en el encuentro sexual.
– Ejercitar diariamente las fantasías sexuales que al sujeto más excitación y placer le provocan, para que el deseo sexual comience aumentar.
– Utilizar la creatividad para poder concretar con la pareja las fantasías sexuales que generan excitación sexual.
– Generar con la pareja un clima romántico para ir preparando el ambiente para que la libido aumente.
– implementar nuevas variantes y juegos sexuales que resulten placenteros.
Para mayor información:
Psicólogo Santiago Gómez
Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro dePsicología Cognitiva
(Matrícula: 15.159)
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