J adore 2009
Fragancia mítica de la casa Dior, Jadore evoca
admirablemente la asociación con el oro que aventuró Cocteau: Dior, ese
genio sutil propio de nuestra época cuyo nombre mágico es una combinación de
Dios y oro.
Durante sus comienzos en Dior, John Galliano solía
entusiasmarse, extasiarse y exclamar regularmente en un francés inseguro:
Jadore. Cual eco mágico a la frase de Cocteau, Jadore impone su
nombre y sigue escribiendo con brío la historia de Dior Diseñador de moda
y Perfumista. Susurrado, murmurado, declamado o pregonado, Jadore
encarna el mito de la feminidad eterna, reinterpretándola.
Perfume de luz, icono de una nueva edad de oro, muy Dior, Jadore encarna con
esplendor y voluptuosidad un mito absoluto de la perfumería.
Una fragancia suntuosa.
Un frasco precioso.
Un nombre mágico.
El fruto de una extraordinaria alquimia: Jadore.
En el corazón del precioso frasco, un perfume
Como un ramo de flores para una sensualidad a flor de piel, Jadore sublima una
fragancia floral luminosa y preciosa. En lugar de un acorde clásico, cada flor
se escribió individualmente para crear a continuación un ramo abstracto. En esta
fragancia excepcional se despliega en todo su esplendor un ramo de flores
generosas: esencia de Ilang Ilang, absoluto de Jazmín Sambac y esencia de Rosa
Damascena, realzados por una pizca golosa de Ciruela sobre un voluptuoso fondo
de Madera de Sándalo.
Jadore seguirá siendo siempre Jadore.
En sus múltiples variaciones, Jadore es único.
Fragancia floral, Jadore es un perfume de luz que trasciende todos los colores.
Para encarnar la fragancia, una mujer
La feminidad de Jadore se ha afirmado, exacerbada por los rasgos de una
Charlize Theron conquistadora que se convierte en la musa absoluta de la
fragancia en 2004. Glamourosa, ultrafemenina, Con su cabello naturalmente
dorado, Charlize Theron es la nueva Marilyn del siglo XXI. Encarna el sueño
hollywoodiano mejor que nadie, dice John Galliano.
Charlize Theron, ya extremadamente sensual en el primer spot
publicitario, apareció a continuación triunfante en una campaña mítica y
hechicera. Vestida de color carne (vestido trampantojo), la modelo se va
despojando de su vestido y de sus joyas, para conservar sólo lo esencial: su
perfume.
Para sublimar Jadore, un frasco…
En francés, Jadore contiene la palabra oro.
El frasco, diseñado por Hervé van der Straeten, resalta con elegancia el metal
precioso con su forma de ánfora, que ya existía anteriormente en los códigos de
la Casa: aquel ánfora que encerraba el primer perfume de Dior, con su cintura
marcada y su cuello largo, era una clara referencia al estilo New Look. La
elegancia, el porte majestuoso y la silueta estilizada de la mujer Dior se
transfiguran en Jadore, se subliman en un frasco de curvas sensuales, que hace
eco al imaginario de John Galliano, en cuya mente mujer y frasco se fusionan:
Cuanto más pienso, más veo un frasco con forma de cuerpo femenino, a través
de la mirada de un artista abstracto, o como una escultura morisca. Me parece lo
más atractivo.
Un objeto de colección...
Sofisticación, elegancia y lujo reinterpretan y rediseñan el mito de Jadore en
una nueva visión muy Alta Costura de un frasco de colección.
¿Jadore?
Un perfume-accesorio de moda esencial.
Un frasco-joya precioso.
El rizo se riza con la joya-accesorio de moda.
Jadore se celebra hoy en una nueva edición limitada en que el Eau de Parfum
tiene, este otoño, el privilegio de transfigurarse en objeto de
colección precioso. El frasco mítico se viste de un accesorio de moda,
una verdadera joya que lleva grabada las iniciales del diseñador, CD.
El colgante de cristal y oro, de forma oval muy Dior, va atado al frasco por
un hilo de oro.
En el corazón del frasco: el Eau de Parfum. Un acorde fresco de esencia
de Ilang Ilang de las Comores se posa sobre un ramo de Rosa de Turquía y de
absoluto de Jazmín Sambac para fundirse en cálidas notas amaderadas.
Feminidad exquisita de un Eau de Parfum en edición limitada 10mo Aniversario.