Marea Editorial presenta una investigación sobre las
experiencias del aborto voluntario
"La intemperie y lo intempestivo" de July Chaneton y Nayla
Vacarezza, refleja en el relato de mujeres y hombres que transitan la situación
del aborto en la Argentina de hoy y la implicancia social y política de esa
subjetividad.
Condenado a la ilegalidad, disimulado en el discurso social
cotidiano y silenciado en diferentes ámbitos públicos e institucionales, el
aborto, pese a todo, es una realidad que se practica largamente en la Argentina.
Según estimaciones de especialistas, se realizan alrededor de 500 000
intervenciones por año para interrumpir embarazos no deseados.
Partiendo de la premisa de que lo personal es político, July Chaneton y Nayla
Vacarezza recogen la palabra de mujeres y varones que pasaron por esa
experiencia y aportan una lectura sociocrítica de los testimonios, de sus
razones, y de la profunda inequidad de clase que la ilegalidad de la práctica
oculta. Bajo la misma prohibición, una mujer que vive en situación de pobreza o
exclusión social muere por un aborto séptico mientras otra lo lleva adelante en
condiciones que preservan su salud y su vida, porque puede pagar el precio de la
práctica segura en el mercado.
La intemperie y lo intempestivo refleja, a través de las palabras de los
protagonistas, la interioridad de quienes transitan la situación de aborto en la
Argentina actual y la implicancia social y política de esa subjetividad.
July Chaneton es doctora en Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Actualmente es docente de la materia "Teorías y Prácticas de la Comunicación I"
y está a cargo del seminario "Lenguaje, subjetividad y crítica cultural" en la
Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
Como investigadora dirige proyectos individuales y grupales en la misma
institución académica. Ha publicado numerosos artículos en revistas
especializadas.
Nayla Vacarezza es licenciada en Sociología (UBA), doctoranda en Ciencias
Sociales (UBA) y becaria de CONICET. Se desempeña como investigadora y docente
en la Carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA). También ha publicado
artículos en revistas académicas de Argentina, Brasil y España sobre
subjetividades y cuerpos con género.
Marea es una editorial argentina, nacida en diciembre de
2003 bajo el impulso de un proyecto cultural y periodístico generado por
profesionales del sector.
En sus primeros seis años, Marea lanzó cuatro colecciones que abordan géneros
tan diferentes como la investigación periodística, el relato histórico, el
ensayo y la narrativa. Cada uno de los títulos publicados se distinguió por la
calidad de sus textos, la originalidad de su perspectiva y el cuidado de la
edición. Sumó también una colección de libros de bolsillo y otra de libros en
inglés.
Marea está formada por un equipo de profesionales que incluye editores,
diseñadores y periodistas.
Pero sobre todo Marea son sus autores, un notable grupo de periodistas,
escritores e investigadores argentinos que apostaron al crecimiento de una nueva
editorial: Hernán Brienza, Osvaldo Bazán, Miguel Wiñazki, Diana Wang, Daniel
Balmaceda, Rudy, Mario Markic, Mariano Thieberger, Pablo Abiad, Gonzalo Sánchez,
Leandro Pinkler, Carlos Calica Ferrer, Malele Penchansky, Leandro Zanoni,
Gustavo Sierra, Sergio Kiernan, Esteban Peicovich, Andrew Graham-Yooll, Liliana
Caruso, Florencia Etcheves, Mauro Szeta y Patricia Suárez.
La intemperie y lo intempestivo
Por efecto de una misma arcaica organización jurídico-cultural una mujer es
perseguida o empujada a abortar contra su voluntad mientras otra es obligada a
continuar el embarazo que rechaza. Todo con el fin de apaciguar las inquietudes
de otros. La función de control en estos casos es equivalente, aun cuando sea
inversa la orientación de sentido que contiene la consigna de mandato (que lo
tenga / que no lo tenga). El dispositivo de género y sexualidad requiere de
códigos ad hoc, flexibles, para administrar y acomodar según convenga al
incremento de la eficacia en pos de su autosustentabilidad.
Género / clase. El juego diferencial de la prohibición
-Costó mil quinientos pesos, era un lugar muy bueno.
-¿Cómo te atendieron?
-Bien, diez puntos (Lucía).
La prohibición tolerada del aborto conlleva el efecto político de profundizar
las desigualdades sociales, en este caso, entre mujeres ante la misma práctica.
Una manera difusa de multiplicar las instancias de dominio y escamotearlas a la
visibilidad democrática por vía de la clandestinidad obligada en la que tiene
lugar el acontecer ilegal en cuestión. El orden establecido se ve reforzado así,
desde hace demasiado tiempo, de manera eficaz y económica, al liberarse el
estado y el resto de las instituciones de la responsabilidad por la protección
de las vidas de las mujeres más vulnerables de la sociedad que son como se sabe
muy bien quienes mayormente se exponen a abortos inseguros.
La profunda desigualdad de clase intragénero que implica la ilegalidad del
aborto continúa su vergonzosa prosecución en una sociedad en la que las
declaraciones democráticas sobreabundan y en donde las invocaciones a la
defensa de la vida no parecen vincularse en nada con la violencia social que
implica la pérdida de vidas concretas de mujeres.
Una cruel verticalidad, amparada en oscuras formas sociales de hipocresía y en
un procedimiento anónimo e invisible consistente en separar y oponer, en aislar
y compartimentar a las mujeres afectadas según su posicionamiento de clase.
Porque cabe pensar que la prohibición del aborto, incumplida como finalidad, de
todos modos genera una serie de efectos de alcance estratégico que resultan de
utilidad funcional a los poderes y que derivan en buena medida de las
condiciones de clandestinidad en las que en la práctica se transgrede. Algo que
podemos considerar aquí como beneficio secundario del objetivo incumplido. Un
ejemplo entre otros de lo que Foucault llamó gestión diferencial de ilegalismos
(1995) para referirse a la sustancia política del edificio jurídico liberal,
compleja y enmarañada operatoria que en el caso de la tolerante prohibición del
aborto tiende a promover el debilitamiento de la capacidad de obrar de una buena
parte de los y las gobernados/as (Chaneton, 2007, p. 62).
En ocasión de la práctica social del aborto, hay que subrayar que el
procedimiento basa su especificidad política en las históricas formas de
sexualización de los cuerpos y de las subjetividades según género; en este caso,
con foco en el cuerpo de las mujeres. De donde se ve, como lo advirtió Foucault
(1990), la importancia estratégica de la idea de sexo para la función de
dominio en el ámbito sociocultural.
De esta manera, bajo el impasible reinado de las formas jurídicas funcionando
como garantes, con la anuencia de la sociedad política mientras se niegue a
legalizar el aborto voluntario, se cumple el quebrantamiento de toda equidad y
justicia para las ciudadanas que viven en condiciones de pobreza y exclusión
social. Se dirá que la injusticia social afecta de hecho todas las áreas de sus
vidas, pero esa no es suficiente razón para que las instancias del poder
democrático continúen ignorando los penosos hechos del aborto clandestino.
Políticas de género y sexualidad
Al comienzo de este capítulo nos referimos a la productividad de las fuerzas
regulatorias que informan y animan los cuerpos según visiones y racionalidades
androcéntricas. Toda una línea histórica de la economía cultural de los cuerpos
que atrajo el mayor provecho de lo que Foucault (1990) llamó el pozo del
sexo para referirse a la instrumentación política de las potencialidades de
los cuerpos; en el caso de las mujeres: específicas sensaciones y placeres sin
fruto tanto como la capacidad de alojar la gestación de vida humana.
El individuo no es otra cosa que un cuerpo sujetado, afirma Foucault (1995),
frente a lo cual también señala que la tarea política no consiste exactamente en
liberar al individuo sino ir contra el gobierno de la individuación por
medio de la crítica de sus procedimientos. Hacer aparecer los cuerpos en el
contexto de situaciones estratégicas, registrando el modo en el que lo histórico
y lo biológico se enlazaron y continúan enlazándose de maneras renovadas, en
las tramas de la biopolítica.
En lo que atañe a la práctica del aborto, la analítica que presentamos muestra
el modo en que los cuerpos de las mujeres son transformados en territorios
sociales donde se libran buena parte de los combates relativos al poder sobre la
vida y la muerte.
¿Por medio de cuáles procedimientos regulatorios son envueltos y animados esos
cuerpos como para resultar en la pretensión del embarazo forzado? ¿Cómo es que
ciertas fuerzas producen determinadas afecciones que obligan a tantas mujeres a
dar largos rodeos, atravesar dificultades específicas e incluso llegar a
desertar de sí mismas para poder vivir formas de una existencia sexual no
alienada?