Esguince de tobillo
El tratamiento viene condicionado por el factor desencadenante de la lesión
y está orientado siempre y en todo momento a conseguir una rápida recuperación.
Ante lesiones tan frecuentes como un esguince de tobillo se suelen
administrar yesos automáticamente, en ocasiones sin haber bajado el edema y la
inflamación, vendajes no funcionales consistentes en momificar el tobillo con
una venda elástica que no proporciona ninguna sujeción, tratamiento de 15-20
días mecánicamente…
El tratamiento ortopédico clásico anteriormente descrito, tiene una serie
de repercusiones negativas para el afectado tales como que:
Favorece y agrava el edema.
Provoca una importante rigidez articular.
Provoca una atrofia muscular y una importante afectación del control
neuromotriz y propioceptivo.
Favorece la formación de adherencias en la cicatrización capsuloligamentosa,
que limitan la amplitud articular y provocan dolor a la movilización y carga.
Inmoviliza la articulación con los desajustes mecánicos provocados en el
esguince, de forma que los refuerza en el paso del tiempo y favorece que se
perpetúen por la formación de adherencias.
¿Qué se debe hacer entonces ante una situación de emergencia como ocurría con
el anteriormente citado esguince de tobillo?
En primer lugar habrá que cerciorarse de la integridad de todos y cada uno de
los componentes de la articulación con el fin de descartar fracturas. Una vez
seguros de que articulación conserva su integridad se empezará inmediatamente el
tratamiento con l: reposo, hielo, compresión y elevación.
Veamos una por una cada fase:
Reposo: El reposo es necesario. Evitar al máximo actividades que puedan
causar dolor o inflamación. Los ejercicios de movilidad activa quedan aplazados
hasta la desaparición del dolor con el fin de evitar o aumentar la posibilidad
de recaída. Si se podrán realizar de forma pasiva por el terapeuta.
Hielo: El hielo es el más efectivo, seguro y barato método de ayuda en
lesiones traumáticas. La aplicación de hielo disminuye la sensación de dolor,
así como la afluencia de sangre en la zona. Igualmente efectivo contra la
inflamación se recomienda aplicar hielo lo antes posible y en las siguientes 48
a 72 horas en intervalos de 2 horas. Asegúrate de proteger bien tu piel del
contacto directo con el hielo y evita que la aplicación sobrepase los 15
minutos.
Compresión: Con el fin de evitar y reducir el derrame interno es
conveniente practicar un vendaje compresivo de la zona teniendo sumo cuidado de
no aplicar demasiada presión al realizarlo. Será conveniente la sustitución del
vendaje cada 12 horas con el fin de movilizar el excedente de líquidos
producidos por la inflamación.
Elevación: La elevación del miembro afectado reduce la inflamación
favoreciendo el retorno venoso y con ello la eliminación de productos de desecho
consecuencia del derrame.
Tras estas primeras 48 a 72 horas se comenzará el trabajo de drenaje manual y
se cambiará el vendaje compresivo por un vendaje funcional con el fin de
bloquear la articulación exclusivamente en la dirección en la cual se produjo la
lesión. Una semana más tarde con la inflamación casi inexistente y sin dolor
se podrá empezar el trabajo propioceptivo orientado a recuperar la cápsula y los
ligamentos dejando para la fase final el trabajo muscular y la reeducación
específica para la danza. En total, y para un esguince de 2º grado podría bastar
con 15 días dependiendo siempre de la evolución de la lesión y aún así habremos
ganado todo el tiempo de inmovilización que propone el tratamiento clásico
ortopédico.
Prevención
En el apartado de prevención volveremos a fijarnos muy de cerca en lo
anteriormente expuesto en el apartado orígenes de la lesión. Tal y como se había
comentado, mismo en las lesiones traumáticas existía ya en el bailarín el factor
desencadenante bajo forma de desequilibrio: un pie con tendencia a la supinación
presentará muchas más posibilidades de sufrir un esguince lateral externo que un
pie plano. Y son éstos desequilibrios funcionales los que van mostrar al
terapeuta las potenciales zonas de lesión. El examen visual del sujeto revelará
todas las asimetrías, tensiones o limitaciones de las que dependerá la capacidad
del bailarín para aplicar correctamente la técnica: escápulas aladas, piernas
arqueadas, escoliosis, juanetes, pie valgo, rodillas en hiperextensión, lordosis
lumbar excesiva
las cuales serán más tarde corroboradas durante el examen
dinámico articular.
El trabajo ha de ser lento y cuidadoso, sin forzar, respetando al máximo la
fisiología muscular y articular, será realizado en series cortas de entre 8 y 10
repeticiones y contará siempre y en todo momento con la asistencia del terapeuta
que velará por la correcta posición del cuerpo durante la realización del
ejercicio corrigiendo aquéllos aspectos que considere necesario.
Lic. Valeria Irazú
Kinesióloga Fisiatra
MN 8352
Teléfono: 4961-5970
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Consultorio: Barrio Norte