Dos
Dos.
Uno por si las moscas.
Otro por si los mosquitos.
El que te protege.
Y el que necesita tu apoyo.
El que te toca como te gusta.
El que deja que lo ates con fuerza al respaldo de la cama.
El que te besa con dulzura.
El que te rompe la boca.
El que te lleva a cenar afuera.
Y el que te cocina exquisiteces.
El inconsciente.
El correcto.
El que te abre la puerta.
Y el que te sube a su bicicleta.
El que te despeina.
El que te acomoda los cabellos detrás de la oreja.
El deportista.
Y el relajado.
El buen amante.
El compañero.
El que se emociona con la belleza de una flor.
Y el que nunca deja ver sus lágrimas.
El que mira películas de acción.
El que luego de una película romántica te devora.
El que escucha música clásica.
Y el rockero.
El que te desnuda despacio.
El que te quita la ropa a pedazos.
El que te cela un poco.
El que no tiene drama con nadie que se te acerque.
El que te lleva el desayuno a la cama.
El que aún está durmiendo.
El que te acompaña a caminar cuando está amaneciendo.
El que al amanecer prefiere estar sobre tí.
El dulce.
Y el ácido.
El que descorcha un vino.
El que no toma alcohol.
El viento.
Y la brisa.
El que te habla al oído.
Y el que te deja un escrito en un papel.
El fogoso.
El tranquilo.
Uno como MacGyver.
Otro inútil.
El que te canta.
Y el que pone buena música.
La luna.
El sol.
Para florecer.
Volar.
Llenarse.
Uno en tu cabeza.
Otro en tus pasiones.
Uno debajo tuyo.
El otro dentro.
Todos tenemos dos.
Al cerrar los ojos.
Y teniéndolos abiertos.
Dándole libertad a la imaginación.
El prisionero.
Y su fiel amigo.
Fuego.
Negros.
Rojos.
Azules tan profundos como el mar que te tranquiliza.
Dos.
Ana Alemán
@Ani_Aleman