Crianza de los chicos en familias homosexuales
Un óvulo, un vientre dos madres?
Por Lic Marisa Russomando, Psicóloga especialista en
Maternidad, Paternidad y Crianza (MN) 23189, Directora espacio La Cigüeña,
www.marisarussomando.com.ar
La noticia llegó y no hay representaciones sociales para
hacer frente a ello. Sabemos que esta posibilidad está rondando nuestro
barrio: personas del mismo sexo se casan, adoptan
tienen hijos.
La pregunta acerca de la normalidad de la crianza sobre la base de una
familia diferente se instala.
Es que mi familia es igual a la del vecino? La familia de mi amigo es igual a
la mía?
Hace años que la idea de la familia tradicional ha quedado atrás, junto con los
libros de lectura de los primeros años de escolaridad en que se mostraba al
padre llegando de trabajar y la madre planchando.
Mucha agua ha pasado debajo del puente desde aquella época: del patriarcado
hacia el matriarcado, desde los matrimonios arreglados, hacia los matrimonios
románticos llegando a los tuyos los míos y los nuestros, estructura casi más
frecuente que su forma tradicional hoy en día. Desde las familias
monoparentales, acercándonos a parejas del mismo sexo adoptando.
Efectivamente lo que no hace tantos años era lo anormal
hoy hace serie.
La tradición judeocristiana tiene una larga historia de persecuciones a quienes
eran acusados de transgredir las leyes de la familia. Nuevos aires se imponen.
Es momento de aceptar y tolerar la diferencia que no es una cuestión sólo de
género: diferencia de generaciones, de idiosincrasias, de religiones. Somos cada
uno, somos diferentes y de eso se trata la crianza saludable: crecer en la
construcción de la propia identidad, enlazándose a los otros que son diferentes
a mí para juntos armar un entramado que nos una, nos contenga y nos respete en
la diferencia.
Por qué se trataría de homologarnos? Por qué se cree que las diferencias
habría que ocultarlas? Que no son buenas?
Los niños están creciendo en la construcción de una nueva manera de enlazarse,
de construir familias y lo importante es acompañarlos en la construcción de este
nuevo concepto de familia mucho más amplio, que por supuesto incluye la
diferencia porque siempre la hay.
Elisabeth Roudinesco, psicoanalista, en su libro La familia desordenada
reivindica a la familia como el único valor seguro al cual nadie puede ni
quiere renunciar. Los hombres, las mujeres y los niños de todas las edades,
todas las orientaciones sexuales y todas las condiciones la aman, la sueñan y la
desean
y por ello buscan nuevos caminos para lograrla a partir de nuevas
realidades emocionales. Y es que no debemos de perder de vista que se trata del
deseo de un hijo, del deseo de una familia. Y agrega que la familia continuará
desarrollándose con la condición de que sepa mantener como un principio
fundamental el equilibrio entre lo uno y lo múltiple que todo sujeto necesita
para construir su identidad.
Para concluir este artículo elijo la última frase de su
libro: la familia venidera debe reinventarse una vez más.