Qué regalo les compro esta Navidad? El juego y los juguetes
Por Lic. Marisa Russomando, Psicóloga (MN) 23189,
www.marisarussomando.com.ar,
Directora de Espacio La Cigüeña,
www.espaciolc.com.ar. El tiempo que pasan en familia en el hogar no sólo es
importante, además es un momento precioso que enriquece tanto al bebé o niño,
como a los adultos que lo compartan con él. El juego suele ser el motivo
perfecto para que esto suceda, para reunirse en familia o disfrutar de un
encuentro de a dos: el bebé con la mamá o el papá.
¡ A jugar!
El juego es esencial para el desarrollo físico y mental del niño, y nada
lo hará más feliz que jugar y recibir al mismo tiempo la atención exclusiva de
sus padres. Los padres son también compañeros de juegos de sus hijos y esto es
así especialmente el primer año de vida, cuando el bebé no suele tener
demasiadas oportunidades para relacionarse con otros niños. Cada juego que
compartan con él será mágico y cada elección valdrá la pena. El tiempo que
dediquen a los juegos, por sencillos que sean, servirá para que tu hijo
desarrolle sus capacidades y por sobre todo, favorecerá el vínculo entre ustedes
y el aprendizaje de procurarse actividades placenteras. Para el bebé el juego es
su actividad de tiempo completo y esto demanda una gran energía y mucha
atención, para él todo es nuevo, inquietante…a descubrir.
Por medio del juego, el bebé investiga el mundo…es emocionante ser su
compañero en esta aventura, lo estimula, es su única manera de aprender y en
consecuencia es una parte integral de su desarrollo físico y mental, ya que
ofrece al niño la posibilidad de experiencias que responden a distintas
necesidades según la etapa del desarrollo que se encuentre transitando. Al
jugar, proyecta desde su interior a la realidad externa angustias y miedos
propios de su edad, permitiéndole de esta manera elaborarlos mediante una
situación del orden del "como si". Es así que frente a un determinado problema
puedan ensayar diferentes soluciones, cambiar el final, o cambiar su posición
dentro del mismo; como así también frente a una situación placentera repetirla a
voluntad.
El juguete le permite mediatizar situaciones traumáticas en su relación con
los objetos reales, puesto que los juguetes a diferencia de los mismos, son
objetos bajo su total dominio y pertenencia, y consecuentemente con
posibilidades de repetir según su necesidad, situaciones dolorosas o placenteras
sin exponer a riesgo alguno su relación con los objetos realmente protagonistas
de las mismas.
A medida que el niño avanza en su desarrollo, ampliando su tiempo y
espacio de exploración, también va variando sus manifestaciones lúdicas: sus
intereses, nivel de atención y comprensión, habilidades motrices, etc.
Al momento de nacer, el centro de interés del bebé es exclusivamente su
madre. En ella se encuentran todas sus motivaciones de exploración. Sus
sentidos están despiertos a todos los estímulos que de ella provengan: su voz,
su olor, su mirada y su tacto. En este contacto de piel a piel, se halla la base
para el buen desarrollo del niño. Es decir que en este momento, el juguete no
despertará más atención que aquellos que propongan distintos estímulos para sus
sentidos en desarrollo: sonajeros, mordillos, objetos con diferentes texturas,
etc..
Cercano a los 4 meses de vida sucede algo muy importante, los objetos
comienzan a funcionar como símbolos y su cuerpo le permite mayor desplazamiento
para su encuentro. La actividad lúdica ha comenzado. Su riqueza irá
incrementando a medida que su habilidad motriz acompañe el desarrollo. Cuando el
bebé intenta y va logrando sentarse, su relación con el mundo que lo rodea, es
otra. Ejercerá un dominio distinto frente a los objetos, no sólo puede alcanzar
aquel juguete que mira, sino además alcanzar lo que necesita, llevarlo a la
boca, chuparlo, morderlo y cuando el interés decae, abandonarlo.
En general, el primer juego al que podemos asistir es el de las escondidas,
en el cual elabora las diferentes situaciones de pérdida a las que debe
enfrentarse a menudo: pérdida de un objeto, ausencias de la madre, etc. Es
en este momento en el que el niño comienza a esconderse detrás de su sábana, que
arroja algún juguete a la espera de ser devuelto, que ríe al ver desaparecer a
su madre o a su padre momentáneamente tras un almohadón. Es frecuente también a
esta altura de su desarrollo, que el niño ya acompañe estas actividades con
ciertos sonidos -balbuceos- que forman parte del inicio de su expresión verbal y
que explica de alguna manera, el interés de los mismos por los juguetes con
alguna característica sonora. Los juguetes que podemos proponer en esta etapa
pueden ser por ejemplo: sonajero, cascabeles, cajas musicales, teléfonos,
activities o gimnasios (estructuras de las que penden diferentes objetos)etc.
Rondando los 6 meses, el bebé descubre que hay objetos que presentan
huecos en donde puede incluir otros objetos más pequeños, o alguna parte de otro
objeto. Es en este periodo que el bebé suele entretenerse con los juegos de
encastre, plantado, enhebrado o distintos objetos cotidianos que permitan tal
actividad: lápiz, cerraduras, llaves, por mencionar algunos de ellos.
Alrededor de los 8, 9 meses el espacio de exploración y por lo tanto el
espacio lúdico comienza a ampliarse a medida que el bebé adquiere la capacidad
motora para gatear, los objetos son alcanzados aún cuando están a distancia y
comienza cierta independencia de los adultos para el logro de sus objetivos, más
aún al año de vida, cuando pueden erguirse y se dan a la marcha. En este momento
el andador es una de las posibilidades de mayor entusiasmo; como así también los
jumpers, que proponen diferentes actividades en relación al saltar, etc.
Para que el juego conlleve la mayor riqueza posible, lo importante no es
tener conocimiento en relación a las etapas evolutivas, ni los aprendizajes
esperados en cada una de esas etapas, sino disponer de un tiempo para participar
de estas actividades del bebé o niño y alentarlo a jugar.