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¿Cómo cambiar tu actitud cuando tenés un mal día?

Director de Decidir Vivir Mejor

y del Centro de Psicología Cognitiva

 

La Terapia Cognitiva nos enseña  que no son las situaciones en sí mismas las que nos provocan el estado de alegría o  malestar, si no que depende de la interpretación que cada uno hace de los acontecimientos que ocurren de acuerdo a los pensamientos con los que se evalúan los hechos  de la realidad.  Esto significa que el estado emocional de las personas, -como se sienten-  va a depender de la mirada que realizan sobre los hechos, de lo que piensan.

 

Muchos sujetos consideran que tener un mal día sucede cuando las cosas no salen como ellos quieren o no se cumple lo que han planificado.  Veamos dos ejemplos frente a una misma situación:  Pedro tiene que ir a una reunión en su vehículo y al momento de salir, se da cuenta que el neumático esta desinflado, lo que genera una reacción de ira y de malestar, sin saber qué hacer. En cambio, frente a la misma situación, Juan llama a un taxi y avisa a los integrantes de la reunión que va a demorar unos minutos porque tuvo un inconveniente de último momento. Si bien la situación es negativa para los dos, encontramos que el primero actúa con pensamientos negativos y catastróficos frente al obstáculo mientras que el segundo tiene una conducta resolutiva, ya que se concentra en cómo resolver el problema que se le ha presentado. La diferencia entre uno y otro está en los pensamientos que cada uno utiliza frente al mismo hecho.

 

Las personas que reaccionan mal frente a un día negativo, tienen muy baja tolerancia a la frustración producto de sus pensamientos rígidos. Piensan que lo que planificaron tiene que salir si o si de esa manera y cuando esto no sucede, se ponen muy mal.

Estos sujetos tienen creencias erróneas sobre lo que son los “problemas”, ya que los consideran como algo “negativo”, que no tendrían que suceder, por eso reaccionan de ésta manera cuando las complicaciones ocurren.

 

Algunas pautas terapéuticas a implementar frente a los obstáculos de la vida cotidiana son:

 

-aceptar que es normal que surjan “problemas” en el día a día. Entender que las dificultades no son catástrofes, sino situaciones a resolver.

-estimular los pensamientos resolutivos, que se focalizan en soluciones.

-frente a los problemas NO renegar sino pensar en cómo resolverlo.

– actuar desde la reflexión y no desde lo emocional.

– establecer una jerarquía de problemas, no meter todo en la misma bolsa.

– realizar una evaluación objetiva de los problemas para no dramatizar.

– mantener siempre una actitud positiva.

 

Para mayor información:

Psicólogo  Santiago Gómez

Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva

(Matrícula: 15.159)

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