8 de marzo: las mujeres nos pensamos

El 8 de marzo encierra numerosos aspectos, desde el festejo y la alegría al recibir un ramo de rosas, hasta la conmemoración por la lucha laboral que han desarrollado desde comienzos del siglo pasado numerosas trabajadoras que padecieron la quita o restricción de sus derechos. Por eso, esta fecha siempre trae con ella el pensar hacia dónde queremos ir las mujeres, qué camino tomar y para qué nos sirve esto.

¿Qué celebramos el 8 de marzo? La historia nos demuestra que es una jornada para analizar los pasos que venimos dando las mujeres. ¿Por qué? Todo comienza en 1910, durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague. Allí, la alemana Clara Zetkin propuso que hubiera un día del año para que las mujeres recordaran a la sociedad que eran sujetos plenos de derechos. Al año siguiente, las mujeres de las principales ciudades de Europa tomaron las calles reclamando por sus derechos, bajo el lema “Pan y rosas”. Desde aquel lejano 1911 hasta 1977, en que la asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declarara oficialmente el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, las mujeres escribimos una larga historia con la acción y la palabra.

¿Qué pedían aquellas mujeres? Cuatro derechos básicos: poder votar; tener acceso a la ocupación de cargos públicos; que les reconozcan la formación profesional y poder trabajar y que no las discriminen por el mero hecho de ser mujer. Más de cien años después, esos derechos fueron conquistados en la mayoría de los países del mundo, pero ¿qué representa la fecha para las mujeres del siglo XXI?

Para Iris Orfali y Romina Ticach, socias de Clap Comunicación (www.clapcapacitacion.com.ar), la mujer ha caminado un gran camino en este siglo. “Las mujeres desarrollan cargos de liderazgos y hasta se empieza a reconocer cuáles son los elementos distintivos que desde el género aporta en cada una de las labores que desarrolla. Ya no hay sorpresa cuando se ve a una gerenta o a una presidenta de compañía, o cada vez menos”, cuentan las especialistas en consultoría para líderes.

Natalia Gitelman, socia de DatosClaros (www.datosclaros.com), una consultora que se dedica al diseño y desarrollo de estudios de mercado y opinión pública utilizando herramientas digitales, en su condición de profesional y madre de dos hijas, entiende que el reto más grande es la organización cotidiana de sus ámbitos: el laboral y el doméstico. Como además su empresa posee filiales en América latina, realiza muchos viajes al exterior. “Por mi posición de dirección muchas veces se cuela trabajo en casa. Trato de manejarlo, pero depende de cada día”, reconoce. No obstante, asegura que para su familia, el equilibrio de roles no es tan difícil. “Es normal que nos apoyemos en nuestros proyectos personales y familiares, somos muy solidarios”, señala.

A Leticia García, de la Fundación Natalí Dafne Flexer (www.fundacionflexer.org), de ayuda a los niños con cáncer, la vida le dio la oportunidad de conjugar los saberes profesionales con su profunda vocación de servicio social. Esta licenciada en administración de empresas, madre de dos hijos, afirma: “tengo el privilegio de trabajar haciendo una tarea con un importantísimo valor social, con una devolución humana increíble; eso excede cualquier expectativa que haya tenido mientras estudiaba. Yo trabajé en empresas privadas varios años, pero siempre sentí que me faltaba algo, que lo que hacía no tenía ninguna proyección social, quedaba dentro de la empresa. Cuando surgió esta oportunidad, sentí que era el lugar perfecto para mí. Hace 15 años que estoy y siento que cada día es un compromiso nuevo y me parece que cada vez soy mejor persona.”
El trabajo es parte de su vida, su familia conoce perfectamente de qué se trata lo que hace y acompaña; son muchas horas del día fuera de la casa, pero está convencida de que el compromiso, la entrega y la alegría con que trabaja son lo mejor que puede transmitirles a sus hijos. Para ella, el rol de la mujer metida en las cuatro paredes de su casa no existe. Por eso, le parece muy bueno que haya un día en el que se destaque la importancia del trabajo de las mujeres; recordar el lugar que alcanzó hoy, porque no siempre fue así. Reafirmar los derechos que tenemos de participar, de involucrarnos en la vida pública, de decidir sobre nuestra vida sin condicionamientos, de elegir lo que queremos ser y hacer.

Laura Rey, creadora de Glitter Iluminación (www.glitter.com.ar) remarca el sello distintivo que las mujeres desarrollamos en cada actividad: “tenemos, en términos muy generales, una manera de ver y encarar el mundo, y ese sello lo plasmamos en todo lo que hacemos. La intuición, la capacidad de hacer muchas cosas a la vez, cierto modo maternal de tratar a los otros, un uso distinto de la autoridad y el poder”. Esta diseñadora agrega que no cree “en la igualdad, sino en que cada género mantenga su esencia, y que los dos sí tengamos igualdad de posibilidades, derechos y obligaciones en el mundo laboral, político y doméstico”.

En este sentido, muchas mujeres sostienen que el género femenino es capaz de desarrollar revoluciones incluso cuando realiza tareas cotidianas y hogareñas. Y hay ejemplos de ello, como María Martha Pizzi, una profesional que sabe sobre construir espacios verdes en Con Sabor a Hogar  (www.consaborahogar.com.ar) y equilibra su labor con los tiempos de la maternidad. “Todavía hoy, que ya son jóvenes, mis hijos me siguen demandando. Y es la mamá la que se acomoda a sus requerimientos. Una parte de la crianza la pasé exclusivamente dedicada a ellos y otra trabajaba y equilibraba ambas partes, porque siempre acomodaba todo en función de lo que me necesitaban y era bueno poder disponer de los horarios. Es lo mismo que sigo haciendo ahora, aunque con un poco más de relax, pero sin dejar de mirarlos”, asegura.

A estos conceptos se suma Andrea Jatar, creadora de Viandas a la Olla, www.viandasdelaolla.com. Esta chef que supo reconvertirse siguiendo sus necesidades, sus instintos y sur orígenes sostiene que “las mujeres podemos darle sentido a cada pequeña acción. Desde enseñarle a nuestros hijos y quienes nos rodean a cuidar el medio ambiente, hasta poder transmitirles cuidados diarios, para que ellos sean los protagonistas de una sociedad más sana”.

Mujeres, todas mujeres, que siguen pensando hacia dónde vamos como sociedad y cómo género.

 

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